Qué difícil es abstenerse…

Todos de pie y despiertos. Queridos feligreses, el sermón de hoy es complicado de transmitir por lo espinoso del tema. Ya antes hemos tratado temas espinosos (alguna vez hablamos de la rosa, otra vez, hablamos de algún cactus y hasta la corona de espinas ha sido tema de conversación en esta parroquia) nunca nos habíamos enfrentado ante tan descomunal disyuntiva: revelamos o no revelamos, he ahí el dilema.

Con esto de WikiLeaks revelando documentos del Departamento de Estado Americano, que algunos han osado llamar mensajes “diplomáticos”, pero que, de aquello más bien poco, según hemos descubierto al leer algunas notas de esas, he tenido yo también una revelación. No me vino en forma de ángel encendiendo alguna zarza, como a Moisés, sino más bien reposando las dos cajitas de vino de consagrar que había catado en el almuerzo, par de días atrás.

Resulta que si de revelaciones se trata, yo podría publicar tantos o más documentos que esta WikiLeaks, con las confesiones recibidas en los últimos años y el cruce de documentos “diplomáticos” entre Roma y este Cardenal. Aclaro que los de este Cardenal hacia Roma no tienen contenidos dignos de causar sensación en el público, por lo que me abstendría de darlos a conocer. Son todos más o menos iguales: “Roma, necesito más cajitas de vino”, “Roma, URGENTE, No me llega el vino”, “Roma, ¿me adelantan la quincena?”, etc.

Si lograra conseguir un peso por cada documento leído –por colaboraciones espontáneas y voluntarias de los feligreses y no feligreses, nunca por venderlas ¡Nooo!- la tan esperada piscina estaría lista la semana entrante. Es una tentación tamaño litro. ¿Cómo resistirla? Ya me he tomado en penitencia otras dos cajitas de vino y aunque parezca mentira, me siento conmás ganas de empezar a escribir mis revelaciones. ¿Por qué será? Hasta el título de la página Web me llegó a través de inspiración divina: ParrokiLeaks.

Y hablando de los Estados Unidos, genios mundiales del espionaje, debo confesar en esta primera revelación, que me han defraudado. Tienen más calidad de informe de espionaje los chismes de doña Teresa, la señora de don Alberto, el que empezó a cortejar a la viuda de Díaz cuando doña Teresa cambió de lechero, que un informe como los revelados (por favor, léanlo con acento americano): “URGENTE, CLASIFICADOU. Mí infourmo a míster Obama que Presidente de República Bananera ir al bañou porque comer fríjoles con ají en reunión con delegadou de Rusia. Puede haber un complout en contra de… los fríjoles. Sugiero enviar portaviones”.

Si esta clase de información es el tema del año, pues no tengo la menor duda que la del barrio y sus parroquianos será el tema del siglo. Eso sí, tendré cuidado de usar un preservativo al escribir para evitar que me arreste la Interpol, por una denuncia en algún país nórdico. Total, el Papa ya me autorizó a utilizarlo.

Bendiciones