Ciencia maravillosa e incomprensible

Sermón del martes: ¡Le estoy haciendo daño!

 



Es tiempo para recuperar todas las fuerzas dejadas en los grandes almacenes y en las largas colas para pagar en cualquier establecimiento de comercio de cualquier ciudad. Son días de reflexión y de sinceridad y que como ya va por la mitad, la recuperación debería ir por ese mismo nivel. Amigos feligreses, aprovecho que estamos hoy acá reunidos para invitarlos a que no se detengan en el proceso, ¡adelante!

¿Cuántas veces hacemos o decimos cosas sin darnos cuenta que le estamos haciendo daño a otras personas? O mejor... ¿cuántas veces nos damos cuenta? ¿Se han detenido a pensar en ello? ¿Han pensado en ello sin detenerse? Pues, es hora de hacer un alto en el camino y de reflexionar sobre este punto. Puede haber alguien o "alguienes" que están recibiendo dardos, sin querer, por nuestra falta de atención.

Hoy, caminando por las hermosas calles de Pergamino, tomados de la mano con la Secre, hemos descubierto que de alguna manera yo le estoy haciendo daño a ella. Y aunque no me había dado cuenta, la verdad es que -como siempre- ella termina teniendo la razón.

Hablamos del asunto fríamente (a 40 grados de temperatura ambiente) y no dejamos nada por analizar. Miramos el asunto desde todos los ángulos y discutimos a "calzón quitao", es decir, con la verdad desnuda. Yo sentí vergüenza. Sentí mucha vergüenza porque, sin saber, la estuve lastimando y no me di cuenta hasta que ella me lo dijo. ¡Qué vergüenza la mía!

Ella insistía en que le hago daño. Yo le pedí disculpas y seguimos conversando. Compramos un helado (ella no quiso invitarme uno a mi) y mientras ella lo disfrutaba, yo me moría de ganas de darle un mordisco (al helado por supuesto, no olvido mi fuero, ni mis votos... ni tampoco que no era un momento propicio debido a la discusión). Pero ella se negaba porque yo continuaba haciéndole daño y de seguir así, no iba a poder soportarlo más, me lo aseguró con una lágrima escapándose de su ojo izquierdo. La del ojo derecho sí corría libremente.

Llegamos al centro de la ciudad y aunque yo le hacía daño –según ella-, la Secre permanecía a mi lado izquierdo, nunca al derecho, siempre al izquierdo. Yo le pregunté si era feliz así, y ella me decía que esperaba otra cosa. Que no pensó que fuera tan doloroso y me pidió que lo dejáramos de una vez. Por supuesto yo me negué y le pedí intentarlo de nuevo. Pero a ella le seguía doliendo. Yo le estaba haciendo daño y a esas alturas, yo estaba por aceptarlo, quizás por sus sutiles gemidos que parecían aullidos de lobos en noche de luna llena.

Así que después de buscar una salida intermedia y de no encontrar otra solución -ella no aceptó que yo le hiciera sus maletas- tuve que aceptar, no volver a usar las esposas que habíamos comprado para Navidad pasada y ¡menos en la calle!

Definitivamente hay mujeres a las que no les gusta caminar por el lado izquierdo.

Hermanos, podeis ir en paz, pero no sin antes pasar, por favor, por la cajita de limosnas que está a la derecha saliendo, para quedar a Paz y Salvo con nuestra Misión'08.

Bendiciones

 

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Nota: Publicada originalmente en la vieja Parroquia en Spaces

Comentarios

  1. jajaja ya me imaginaba que iba a salir con algo así, pero lo de las esposas no me lo imaginaba! jajaja...no quisiera preguntar cuál ha sido el uso -privado- que le han dado a esas esposas -inusual regalo navideño del año pasado- creo que no sería apropiado para contarlo aquí, en pleno sermón! jejeje
    Un abrazo...y otro -sin esposar- parta la secre!

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  2. Este Neo... las esposas eran para... este... ah ya sé! por si entraba un ladrón a llevarse el vino de consagrar en cajita, lo podríamos esposar mientras llegaba la policía!! viste?

    Bendiciones libres

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  3. Ya entiendo del daño que la SECRE le comenta desde que salieron.
    Mejor un látigo de piel fina de becerro. (Shhhhh...entre nos-que no lo sepa nadie-no se nota en el lugar donde aplica tales caricias)
    Me gusta vuestra parroquia. Ya vengo a confesar cierto pecadillos.

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  4. Hola Espíritu... destilado!! Debo confesar que tu visita me agrada más que la del Espíritu... Santo. Es que todo lo destilado se recibe con alfombra roja.

    Eres bienvenido y tu comentario muy apreciado. Te contaron que la cajita de limosnas está a la derecha entrando o a la izquierda saliendo? No olvides visitarla, es muy linda!!

    Bendiciones y te esperamos de regreso con más sabios consejos.

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  5. Como no encuentro al opción comentarios en la última entrada la dejo aquí: ni idea de lo que ocurrirá el dichosos 21, pero por las dudas yo no dejo de ir a la cena de despedida de año que tengo para ese día jejeje...si se viene el fin del mundo...queme encuentre levantando una copa!jeje
    Un abrazo

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