Caminando se llega viejo, digo a… ¡viejo!

Grupo de jóvenes adolescentes que aman caminar en Gran Canaria. (Foto del 17 de febrero de 2022, de mi gran amigo Santiago Hernández)

Pueden sentarse... o mejor no. Queridos feligreses, este cura está muy preocupado por su salud. Por la salud de ustedes, no por la mía ya que, gracias al cielo, a los viajes de peregrinación y a la dosis diaria de vino de consagrar, me mantengo  con muy buena salud y así mantengo también las finanzas al no tener que comprar vino, pues Roma me lo envía semanalmente.

He notado que son ustedes muy sedentarios y que siempre vienen a pedir una copita de vino porque tienen mucha sed (¿se entiende? Sed-entarios, sed… ja, ja). Pero también son sedentarios del verbo “No-me-paro” y esto me horroriza. Según varios estudios de reconocidas entidades de la salud, es importante caminar para no morir echados en una silla frente al televisor o al computador. Es cierto, si caminan van a tener la oportunidad de morir en un parque o en la calle camino a casa, lejos de ese acogedor sillón.

Todos estos estudios aseguran que es posible llevar una vida sana si tan solo damos algunos pasos diariamente y algunos de ellos con cierta intensidad.  

Se aplica a todas las edades, por supuesto, si se es más joven la cantidad de pasos requeridos aumentará.  Para ustedes que no los veo caminar hasta la cajita de limosnas, les doy esta importante noticia: caminar es ¡gratis! Lo que no es gratis, obviamente, es el depósito de monedas o billetes en ese bello recipiente, retenedor de óbolos.

Saltaré (ágilmente porque yo predico con el ejemplo) los datos de jóvenes y adolescentes y me concentraré en los rangos superiores. Los adultos necesitan diez mil pasos al día, pero si hacen menos de cinco mil, afectará su salud con toda seguridad. Para los del rango de 65 años, las cuotas bajan: siete mil pasos diarios y solo cinco días a la semana. Recomiendo esta opción, es un combo llamativo.

Para aquellos que no tienen marcapasos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda realizar las caminatas con un reloj o cronómetro (almanaques definitivamente no) para medir el tiempo de ejercicio.  

Deben ser mínimo 150 minutos a la semana, es decir 30 minutos de caminata diaria.  Para los que no tiene reloj ni cómo contar los pasos, serían aproximadamente 3 Km (30 cuadras). Eso sí, no caminen las 30 cuadras o van a caminar de más, solo caminen 15 y se regresan. Los deportistas están exentos de estas prácticas, al igual que los camareros.

Las ventajas son muchas: beneficios cardiovasculares, tiempo extra para pensar y meditar, baja la presión arterial, fortalece los músculos, puede bajar la glucosa en diabéticos y da sueño a los que sufren insomnio. Todo eso, sin contar la sensación gratificante que deja en cada uno.

La  Parroquia se adhiere al programa “Caminar, calidad de vida” o si prefieren la abreviatura para recordarlo fácilmente “Cacaví “. Ofreceremos asiento acolchonado en el confesionario al regresar del ejercicio y las penitencias serán rebajadas a la mitad para todos los participantes.

Bendiciones agotadas… del verbo “me-cansé”, no del verbo “ya-no-hay”.

Cardenal Farenas

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