Suicida

Aunque todos piensen que por ser cura, no necesito trabajar sino unas cuantas medias horas al día y que mi mayor preocupación debe ser no pescar una hernia al levantar la cajita de limosnas, permítanme decirles que están equivocados. Debo encontrar otra fuente de ingresos porque en la era moderna, todo se basa en la diversidad y con esta crisis…

Y como todos saben, la situación en Argentina no es fácil, por lo que conseguir empleo es complicado para uno de afuera. Busqué en los clasificados del diario y en casi todos solicitan empleados de ambos sexos. Yo sólo tengo uno y muy bien definido... aunque no se note mucho ¡está definidísimo! Por lo que a esos avisos ni respondo.

En otros, en los que por razones de mi experiencia, considero que clasifico, me cierran la puerta en las narices al escribir: "... de buena presencia" Pero qué importa mi presencia, ¿acaso hay que ir allá a trabajar todos los días?

Ya van quedando pocos avisos en este diario, así que cierro los ojos, rezo un Padrenuestro y sigo con mi búsqueda, no sin antes prometer que iré hasta la Catedral de rodillas si me dan el puesto. Paso la página y leo el primer aviso que dice: "inútil presentarse sin referencias". grité de felicidad. La Secre, su madre (la de ella), sus hijos (los de la Secre) y hasta los vecinos vinieron a ver qué sucedía, creyeron todos que me había sacado la lotería. Les expliqué que era como sacarse el premio gordo; estaba feliz yo.. hasta que me explicaron... ¡que no buscaban a un inútil!

La Secre me sugirió que fuera y que dijera que era de parte de ella, pero los otros (madre, hijos y vecinos) me recomendaron que no fuera, porque no me iban a dar el trabajo.

Ya casi a punto de renunciar y casi resignado a pasar otro fin de semana sin encontrar trabajo en los anuncios, vi uno que me serviría y para el que me considero muy bien clasificado por mi poder de convicción: Atender llamados en la línea de urgencias para suicidas.

Por supuesto el trabajo consiste en evitar que el que llame se suicide. ¡Fácil! Ahí tengo futuro, le dije a la Secre, le pedí que cuidara la Parroquia hasta mi regreso y salí a presentarme.

¡Me dieron el empleo! No bien entré, me senté en frente de un escritorio que tenía un teléfono (para contestar los llamados de los posibles suicidas), un termo y todo el mate que quisiera. ¡Ah! y un cenicero.

Sonó el teléfono y escucho una voz angustiada de un señor que me dice: "Me voy a matar. Mi esposa se fue con los niños y me abandonó. Ya mi vida no vale nada sin ellos, hoy me voy a quitar la vida y para eso ya abrí las llaves del gas".

Ups! Mi primer caso y ¡aún estaba vivo! ¡podía lucirme! Quizás me ascendieran el primer día de trabajo, pensé. Me puse a hablarle, tratando de hacerle pensar en otra cosa y me referí al triunfo de Argentina en fútbol en los Juegos Olímpicos, lo que lo calmó. Parecía que iba yo ganándole la carrera a la muerte. Seguro yo llegaría primero y rescataría a este pobre infeliz.

Le hablé de los tenistas y del tango, Gardel y Cacho Castaña, de lo bella que es esta tierra y el tipo finalmente me dice: "¿Sabés una cosa? ¡Vos me convenciste! No me voy a matar. La vida es bella y debo hacer muchas cosas todavía antes de irme. ¡Gracias! ¿Cómo puedo pagarte que me hayas salvado la vida? decime no más y me voy a cerrar las llaves del gas".

Yo, feliz, con una sonrisa de oreja a oreja, le respondí:

-No debe pagarme nada, es mi trabajo, relájese del todo y sigamos conversando de mil cosas más, total, tenemos tiempo de sobra. A ver, ¡fumemos un cigarrillo!

Hoy, sigo buscando empleo

Bendiciones,

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