De la Secre: Hoy amanecí pensativa

Hace más de un año, cuando la Secre empezaba su blog, tuvimos una conversación que hoy, quisiera traer al frente para que nos conozcan mejor… o la conozcan mejor a ella.

Un día de esos la Secre me despertó diferente a lo normal: estaba pensativa. Algo así como cabizbunda y meditabaja. Al principio no me preocupe mucho, pero al pasar los minutos ya todo comenzaba a tomar otro color: pasaba de un tono gris a uno más oscuro: un azul casi amarillo carmesí. Así que decidí tomar cartas en el asunto.

-“¿Te pasa algo?”, pregunté, como quien no quiere la cosa. -“...¿hum?... ¿qué?... ¡ah!... ¡no!… no me pasa nada… estoy bien".

-“¿segura?”, insistí.

-“... ¿hum?... ¿qué?... ¡ah! Si, segura…”

El cuaderno, en el que ella escribía de vez en cuando, siempre que dejaba de mirar hacia el jardín, al cielo, al ventilador del techo o a la pared, parecía ser el único que podía guardar el secreto de lo que la Secre estaba haciendo, tratando de hacer o lo peor… ¡que ya lo hubiera hecho! Decidí, entonces, ponerle el pecho al hecho.

Pero antes de que yo pudiera mover un dedo, pareció despertar de su encierro de burbuja y me dijo con su infaltable acento argentino:

-“Acabo de terminar un poema, ¿querés leerlo?”

Eso ya era grave. Si además de soportar su estado, debo escucharlo... ¿cómo poner pies en polvorosa ahora? -Estoy en problemas- me dije.

- “¿Segura que no estaría violando tu intimidad?”, contesté como un rayo, habiendo recibido esa luz oportuna caída del cielo.

-“No, segura, además quiero compartirlo con vos”, respondió con el más agudo acento argentino.

Estaba perdido, no tenía salida. Así que resolví intentar otra estrategia: ¡sicología inversa!

- “Secre, por favor léemelo en voz alta y con tus sentimientos a flor de piel”, le dije forzando mi mejor sonrisa.

- “¿En serio? ¿Lo decís en serio? Es que me da vergüenza. Mejor leelo vos”.

- “Y… ¿si no entiendo tu letra?”

- “¿Qué tiene de malo mi letra? Es clara como el agua”

- “Y… ¿si pongo los acentos en otra consonante?”

- “Dejá de hacerte el boludo”, gruñó un poquito ella y me entregó el cuaderno.

Estaba perdido, no tenía salida. Así que los leí, no tuve más remedio. Y como soy un cura entregado a mis amigos, me dije: ¿Por qué voy a sufrir esto yo sólo? Si tengo amigos incondicionales a los que les gusta sufrir con los amigos, así que aquí están los versos de la Secre, para todos ustedes, mis amigos en las buenas y en las malas:

Hoy amanecí pensativa,

Pensando lo que llega a mi mente.

Hoy amanecí pensativa,

¿qué haré cuando me despierte?

Hoy amanecí pensativa,

hoy soy un tres, no un simple uno.

Hoy amanecí pensativa,

¿Qué haré para el desayuno?

Si, señor, hoy…

¡Amanecí pensativa!

Para completar la falta de inspiración en estos días de principio de año, le dejo “fueraaaaaa de programaaaaa” una canción que le hice a la Secre, un día que dejo el cuaderno a mi disposición.

Bendiciones,

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