¿Fácil idioma castellano?

Bendiciones. Muchos me han pedido que de vez en cuando traiga a un orador famoso a esta Parroquia. Si, aunque fuera, ¡a uno! Pero como los tiquetes de avión están por los cielos y la economía del cura no alcanza ni para tiquete en barco, porque se está hundiendo más rápido que el Titanic, el Cardenal se atreve a colocar otro post de su propia autoría para matar de aburrimiento a los feligreses…, digo, para matar el aburrimiento de los feligreses.

¿Por dónde empezar? fue la primera pregunta que me hice. ¿De qué escribir? fue la segunda pregunta que me hice. Y ¿la ortografía? fue la tercera pregunta que me hice. ¿Para qué escribiste? Fue la pregunta que todos me hicieron.

En la gramática española o castellana, como ustedes quieran llamarla, existen muchos códigos para escribir bien. Está el código de estética, el código semiótico, el código social, pasando por la propuesta de codificación morfosintáctica para corpus, entre muchos otros, pero yo preferí el código de barras. Je, je, así ustedes no van a poder ver tan claramente mis errores. Vamos bien, me dije.

Ahora la puntuación. ¿Dónde va coma y donde el punto? ¿dónde va punto y coma? y ¿dónde va diéresis? ¿Dónde iba ... yo? ¡Ah si! Las exclamaciones e interrogaciones, los puntos suspensivos, son otras entre mil opciones que nuestra lengua materna nos brinda para una correcta expresión escrita. Todo eso sin contar con los acentos diacríticos. ¿Saben qué es eso? Yo pensé que eran lugares como la platea en los teatros o quizás todo lo contrario, aquellos puestos muy lejanos que en Colombia llaman "gallinero". Uno paga por esos lugares, va al teatro y queda a dos kilómetros de distancia del escenario, y… a ver la presentación por circuito cerrado de televisión. Mejor haberse quedado en casa, piensa uno para sí, lamentando la inversión en los tiquetes y las incomodidades.

Ya estoy listo para escribir, cuando una nueva duda aparece. ¿Romanticismo? ¿Modernismo? ¿Postmodernismo? ¿Contemporánea? Cada uno con sus propias características y… ¿cuál es el mío? Yo paré (antes de empezar) y leí de que se trata cada uno de ellos. Pero me encontré con más sorpresas. Sólo citaré algunas para que me entiendan: los verbos paradigmáticos salieron a mi encuentro, poco antes de verme atacado por las palabras hipónimas y de ser emboscado por la hipernomia. Para ser finalmente devorado por la monosemia que al ver mi resistencia pidió ayuda a la polisemia.

Hasta aquí llegó mi corta carrera de escritor. Tomé mi cuaderno de notas y lo tiré al bote de la basura. Lo mismo hice con los libros de referencia que me acompañaban. Por eso, feligreses, siento no poder escribirles. Yo prometo que traeré a un invitado la próxima vez.

Bendiciones,

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