El día del fin del mundo

 

  

Si el fin del mundo llegara… ¿qué día sería el más conveniente?

Es que todos los que hablan del fin del mundo dan la impresión de que no les interesa si cae un martes o un domingo, y yo considero que es importante elegir el mejor día para semejante holocausto que según dicen, será mortal.

No es cosa de dejarle al destino todas las decisiones, como si se tratara de un gobernante de alguna república bananera, que dicta decretos y nosotros nos limitamos a seguirlos, refunfuñamos, pero sin derecho a más.

Para mostrar lo delicado del asunto, supongamos que llegue un lunes. ¡Qué manera de empezar la semana! La mayoría estaríamos dedicados a mald… quejarnos por la llegada del lunes y pocos, muy pocos, tendrían la lucidez para ver que el mundo se acabó. ¡No tendría chiste! Si además de llegar de sorpresa, nos agarra sumidos en nuestros pensamientos. Algunos más despistados apenas se enterarían el viernes de que algo pasó y únicamente gracias a que no les habrá llegado el diario en los días anteriores.

¿Un domingo quizás? Lo vería de muy mal gusto. En este día ya no se comparte en familia como antaño. En el siglo XXI, todos los integrantes de una familia arrancan cada uno por su lado. El señor de casa al estadio, la señora se va a contarle los sucesos de la semana a la vecina, los hijos se van de paseo con sus amigas, las hijas van de paseo con sus amigos. ¡Terrible! No puede acabarse el mundo con el eje de la sociedad diseminado por doquier. ¿Cómo va a permanecer unida la familia si no nos permitieran rezar unidos, especialmente ese último día?

El martes, ya dirán ustedes. Pero… habrán escuchado esa antigua máxima que dice: “El martes, ni te cases ni te embarques”, entonces, mejor no, creo que sería de mal agüero y con seguridad nos traería mala suerte.

El viernes tampoco porque es un día en el que el cansancio acumulado de toda la semana se libera cuando finalmente el reloj marca las 5 de la tarde. ¡Empieza el fin de semana! Listos para la rumba de la noche, la ida a cine para ver la película ganadora de varios Óscares, el juego de cartas con los amigos, la ida a la discoteca de moda que persiguen los adolescentes… en fin, es un mal día para que todo termine, puesto que todos estaremos apurados por comenzar nuevas aventuras. Contradictorio, así que: Descartado.

Nos quedan tres días y el sábado es un candidato a no ser el elegido. ¿Por qué? Pues porque después de las fiestas del viernes no hay cabeza que no gire en sentido contrario a la agujas del reloj. En la mañana no estamos para nada ni para nadie, menos para que nos vengan a anunciar desastres porque el cuerpo no da para tanto. ¿En la tarde entonces? Caramba cómo insisten… ¡qué no! Toda la semana esperando el fin de semana y cuando por fin llegamos a la meta ¿nos quieren acabar la dicha? ¡Por favor! mejor empecemos a disfrutarlo y olvidémonos del mundo aunque sea por unas horas.

¿El jueves? Hum… creo que tampoco puede ser hoy. Es que el jueves es el día en el que la gente aprovecha para trabajar lo que no ha trabajado los tres días anteriores y como no deseamos llegar al día siguiente con cosas por hacer, ya que perderíamos tiempo precioso para organizar los planes para el viernes en la tarde. No se puede acabar el mundo, el único día de verdadero trabajo de toda la semana.

Así que, yo escojo el miércoles. Total, así todos iríamos a parar ahí mismo, a la ídem.

Bendiciones

                      

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